EL ROL DE LA COMUNICACIÓN Y LA EMPRESA MODERNA Mg. Gina Gogin Sias El pilar fundamental de lo conocido en los últimos años como “empresa moderna” es la comunicación. De pronto, las empresas se han dado cuenta que los clientes existen, enfrentándose a una realidad donde la competencia se convierte en el “pan de cada día” o en “el trago amargo”. La mejor forma de relacionarse con el cliente es a través de la comunicación. Se persuade con la palabra. Se convence con la voz. Se da fidelidad con la oralidad. Así, los llamados planeamientos estratégicos no son otra cosa que estrategias de comunicación. De este concepto marco surgen los distintos términos y doctrinas que, con el correr de los años, aparecen como moda y dejan de serlo, en manos de los MBA del mundo. Términos que, en aras de la tan mentada globalización, muchas veces no tienen una traducción adecuada en los distintos idiomas del mundo. Acuñándose la terminología anglosajona de “modernidad”, ¿o de post modernidad? Tenemos también, que los nuevos conceptos de los negocios se enfocan en: lograr la eficiencia por medio de una estrategia de comunicación; y que el fin de toda empresa o institución es lograr y mantener el mayor número de clientes que pueda. Un director de teatro siempre quiere tener su sala llena. La Universidad quiere más postulantes. La tienda de ropas desea aumentar su clientela. Los gobernantes quieren ser populares. Todos venden algo. Todos vendemos algo. Por tanto, siempre elaboramos estrategias para comunicar lo que vendemos. El conocimiento de lo que ofrecemos solo es posible a través de la comunicación. Y la capacidad de elección del “cliente” (denominación que usaremos para referirnos al usuario final, al receptor que hace efectivo el mensaje) dependerá justamente de qué mensaje ha sido más efectivo. Los cambios producidos a escala mundial, han atravesado los distintos aspectos de la vida social. Haciéndose evidentes no sólo a nivel personal y familiar; también organizaciones como la empresa, han tenido que adecuarse a la rapidez y la modificación que generan, tanto a nivel interno como externo. Así tenemos como las palabras clave para la Filosofía de la Nueva Empresa la: INNOVACIÓN Y PROACTIVIDAD. Podemos afirmar que “sólo aquellas compañías que lideren el cambio se mantendrán en el mercado”. Según José Antonio Trujillo, en el Perú resulta vital una nueva actitud frente a los Recurso Humanos. La filosofía de la nueva empresa busca el mejoramiento continuo de las habilidades de los trabajadores; permitiéndoles aprovechar oportunidades de mejora en la empresa Las organizaciones modernas a su vez dan autonomía y dotan de “empowerment”. Al respecto, una alumna de ESAN, dice “No hay horarios de trabajo ni nadie te pregunta qué haces con tu tiempo, se espera que sean los ejecutivos mismos, quienes se impongan la responsabilidad por hacer las cosas como debe ser. Al final se espera que no nos supeditemos a realizar solamente la función que nos han encomendado; debemos tener mas bien, la posibilidad de influir sobre nuestra propia función, imprimirle nuestro sello, que resulte una expresión de nuestra responsabilidad o modo de ser como profesionales éticos” . Se dice que son los malos gerentes, incapaces de crear un verdadero equipo, los que consideran que la única forma de dirigir una organización es “hacerse cargo”. En su intento de control, desarrollaran múltiples sistemas de medición, gastarán en personal que los verifique y cada trabajador deberá dedicar muchas horas a llenar formularios. Para la nueva filosofía de la empresa, este tipo de control es un desperdicio. Asimismo, como menciona Luis Felipe Calderón-Moncloa: “Los empleados mediocres se limitarán a cumplir las rutinas que satisfagan los indicadores, persistirán en ellas, por más que sean destructivas del éxito y la rentabilidad. Pero el sistema de medición siempre logra el peor de sus cometidos. Nadie estará entusiasmado dedicando su mejor esfuerzo al bienestar y crecimiento de la organización. “La globalización de los mercados, de la economía y de las culturas esta creando un nuevo ser. Esta naciendo un ser humano, cuya identidad va más allá de su frontera social, cultural y familiar. El ser humano de hoy tiene que adaptarse a las distintas culturas donde se mueve la organización, ya no puede pensar -como antes­- en un solo mercado, un solo lugar, un solo consumidor, tiene amigos y parientes en distintas partes del mundo, su país ya no tiene fronteras. ” ¿Qué requerimos hoy en día de un ejecutivo? Un ejecutivo debe ser un líder. Siendo el liderazgo la capacidad de acrecentar la unidad, saber impulsar a las personas para que actúen con motivación hacia fines trascendentes. Un directivo es líder, sólo cuando logra unidad, confianza mutua, e identificación con la organización, así como logra eficiencia y eficacia. Según Pablo Ferreiro de Babot, profesor de la Escuela de Dirección de la Universidad de Piura, “Antes de enseñar y cambiar a los demás, debemos de cambiar nosotros mismos. Es clásico buscar en la organización, que los demás se adapten al estilo, forma de pensar y actuar de uno mismo; como si se quisiera crear unos clones de uno mismo en los miembros del equipo.” El cambio, requiere autoliderazgo, es decir, tener la capacidad de reconocer, no sólo de los otros; también de uno mismo. El líder debe ser siempre, el que da el ejemplo, en todos los aspectos. Desde la hora de entrada y la puntualidad, hasta la firmeza en la toma de decisiones. GINA GOGIN SIAS